Memoria analógica, futuro digital y nuevas economías.
por fernando | Sep 8, 2018 | Artículos |
¿Alguien sabe la causa del nombre “memoria histórica”? ¿No es que toda memoria pertenece a la historia? Dice el diccionario que el pleonasmo lo que persigue es añadir expresividad a lo dicho. La memoria no es una y nunca podrá serlo, en la vida de cada uno se activan varias memorias, recordamos lo sucedido de diversas formas, pero labor de todos es tratar de construir una memoria que sirva para proyectar un futuro mejor. Un futuro que sin olvidar el pasado -aprendiendo de él- sea capaz de mejorarlo y llevarlo a lugares deseados.
La memoria de quienes habitamos el planeta es una memoria analógica, una memoria escrita en pergaminos, papeles, telas, lienzos, piedras, metales, celuloides, cintas de cassete, vinilos, y que será contada -trasmitida- en bits, o en cúbits en lugar de bits, dando lugar a nuevas puertas lógicas y nuevos algoritmos. Como ya anunciaba Negroponte el gran cambio del siglo XXI es el paso de una cultura construida en atamos, a otra que se está elaborando en bits. Hasta la fecha hemos conservado la memoria en átomos, libros, películas, castillos, casas, templos, bibliotecas, cinematecas, archivos, “ahora en las autopistas de la información circulan sin peso y a la velocidad de la luz bits de todo el mundo”[1] . Nos encontramos en una época de transito cultural que sin duda tendrá un imprevisible impacto en la configuración del futuro.
Ya no tendremos que pagar multas por no devolver la película al video club, ahora tenemos el video club entero en casa. Ni por le libro que nunca encontramos y que estaba bajo el cojín del sofá, tenemos miles de libros en la memoria del disco duro SSD, disponibles en cualquier momento.
¿Cómo nos afecta esto en la construcción del futuro? ¿Cómo incide que ya no le pueda pasar a mi hijo la biblioteca de mi padre que a su vez fue de su padre? ¿Cómo archivo y restauro hoy una película de 4K? Cuando había aprendido recuperar el haluro de plata que se desprendía del celuloide, tengo que investigar como hacer lo mismo con el 1 que se cae al lado del 0 ó de otro 1, pero que no sé ni dónde, ni cómo localizar.
¿Cómo construyo una memoria epistolar a partir de mails que nadie guarda? La memoria siempre ha sido el pilar fundamental sobre el que construir el futuro. Hoy esa memoria “no tiene color, tamaño, ni peso, viaja a la velocidad de la luz y es el elemento más pequeño en el ADN de la información”[2]. Hoy esa memoria se construye y se transmite en bits, y en breve en cúbits. No solo como medida de cantidad de información acumulada, sino como síntoma de proceso de construcción de todo lo que queremos y sentimos necesidad de almacenar. En nuestra memoria tradicional, en la compuesta por átomos, había cantidad de saltos, de huecos por los que escurrirse y re-interpretar, que eran rellenados de muchas formas. En la memoria digital la compresión de datos y la corrección de errores dificulta el uso de la imaginación, la manipulación y la re-interpretación.
¿Es mejor, es peor? ese es un debate absurdo. Sencillamente es. Tratar ahora de poner catalogación moral a lo digital en comparación con lo analógico es un ejercicio estúpido que solo ocupa el tiempo de quienes de verdad no quieren reconocer que futuro ya está aquí.
Los estudios de patrimonio, la restauración de bienes muebles e inmuebles, la reconstrucción de pasados analógicos que nunca imaginaron futuros de ciencia ficción ¿qué sentido tienen cuando todo cambia a la velocidad de la luz y parece no tener sentido? Cuando la historia de la humanidad es casi como un pretexto para llegar donde estamos. Los jóvenes del siglo XXI no quieren saber nada de sus abuelos, de sus pasados… ¿O sí?
Qué sentido le encontramos hoy los gestores culturales a esto del patrimonio, cuando además ha sido construido con visiones tan sesgadas como las que han elaborado los museos, los archivos, las bibliotecas, etc, etc…
¿Cómo aprovechar lo digital para enmendar algunos errores en la forma de contar el patrimonio usada hasta la fecha?
Es ahora cuando lo digital no como proceso tecnológico, sino como proceso mental y social adquiere más sentido. Es ahora cuando lo analógico nos recuerda formas de mirar que no debemos perder. Es ahora cuando debemos hacerlas dialogar con las nuevas maneras de conectar. La memoria como base del aprendizaje va a perder peso, lo va a ganar la capacidad de relación y de conexión. Como siempre ha sucedido con el conocimiento, vamos a cambiar los modos de generarlo, pero sus resultados deben ayudarnos a crecer con mayor equidad, con más capacidad de inclusión, de conciencia social. Esta nueva forma de conectar nos recuerda siempre que somos todos, que estamos todos, que cabemos todos, pero también nos recuerda que hemos de hacerlo de otro modo.
Ahora la economía del conocimiento, la economía de la creatividad, la economía que en Colombia se llama naranja, tiene la maravillosa oportunidad de convertirse en una economía de todos y para todos. Ahora la cultura, la creatividad y el conocimiento se convierten en la base de nueva forma de acercarse a la economía, ya no es almacenar y poseer, es distribuir y crear capacidades de acceso y circulación. Ahora podemos dar un quiebre real al desarrollo.
De nosotros depende.
[1] Negroponte
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